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Ella es Hoshi

Por Gabriela Álvarez

Nació el 26 de octubre de 2015, desde que llegó a mi vida conoció PETPOINT, el lugar que nos ha visto crecer y madurar y junto con nosotros todos los seres maravillosos que se desempeñan en esta gran VETERINARIA.


Agradezco infinitamente su atención, su apoyo y su cariño a nosotras dos.
Recuerdo bien que en PETPOINT la cuidaron tanto dos ocasiones donde ella casi muere, la primera se llenó de un parásito y la Medico Vet. Carolina Hidalgo y su equipo la cuidaron y la mantuvieron viva , esa temporada fue dura y triste para mi, pero sabia que estaba en las mejores manos y si, ella mi amor bonito regresó a casa.

Y la segunda vez, UFFF, se intoxicó y nuevamente PETPOINT y su equipo la sacó adelante 


Cuento estas historias tristes, pero en particular puedo decir que es el mejor lugar donde puedo depositar mi confianza.
Felicidades en este aniversario que será uno de muchos mas donde este gran equipo seguirá dando cuidados a los seres vivos que lo visitan.


Depositar la vida de mi mascota en este gran lugar, se que es lo mejor que pude hacer...


FELICIDADES FAMILIA PET POINT
HOSHI Y YO LOS AMAMOS.
 

Ella es Hoshi
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3,3,3

Por Aline Bejar

Una perra mestiza de talla pequeña sobrevive en una casa. Está en inanición llena de llagas. Su dueño la patea a media calle. Una mujer que va pasando observa la escena, levanta al animal y se echa a correr con ella hacia una clínica en la Roma, para no volver jamás. La perra es recibida por un equipo lleno de compromiso y respeto por la vida.

Su primera noche es crucial. Los médicos de Pet Point hablan con ella en silencio, "si quieres vivir cuentas con todo lo que tenemos como doctores. Si no lo deseas, también te apoyaremos, pero nunca más estarás sola". Lo consigue, se levanta. Lleva tres semanas internada y cuando está con fuerza suficiente, se va a un hogar temporal. 

En unos meses parece otro perro, ha cambiado de nombre, apariencia, rutina y alimentación. Transcurren tres meses y es adoptada. Se convierte en la luz de un matrimonio maduro, cuyos 'polluelos' han volado. Ahora toma siestas en el

jardín con música de Beethoven. Pasea con su nueva familia por toda la ciudad, porque esos tres casi nunca se separan. 

Podemos pensar muchas cosas sobre esa patada que pareció maldita. Yo elegí considerarla como un verdadero golpe de suerte, tan brutal, preciso y literal, que  la proyectó directo al hospital de Carolina Hidalgo. Una patada tan fuerte, que cimbró para bien veinte vidas, por decir lo menos. Farah quiso vivir.

Farah
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Relato de familia

Por Aline Bejar

Boo llegó a casa un 10 de abril de 2013. Tenía 7 años aproximadamente, en sus condiciones era muy difícil definirlo. Siendo Pug parecía apenas una ratita desnutrida y pelona de 4 kilos, con sutura de esterilización, caminaba muy chueco y tenía un ojo casi seco. Poco a poco empezó a confiar en nosotras y a recibir el alimento que le dábamos. No quería croquetas -hoy las devora-, ni lata ni nada. La sacamos a flote con menudencias de pollo, verduras y arroz cocidos, hasta que un buen día logró aceptar un alimento apropiado. Fue ganando peso y ánimo, pero era evidente que requería atención veterinaria cercana continua. 

 

En el tiempo llevábamos a las tres que ya teníamos a una clínica grande y buena, hay que decirlo. Nunca nos atendía el mismo médico eso sí, pero estábamos muy acostumbradas a explicar una y otra vez el historial completo de cada una cuando tenían consulta. 

El caso de Boo era diferente, estaba muy asustada, muy rota a decir verdad; pasarla de mano en mano era muy agobiante. Mi amiga Mariana me dijo que recién había llevado a su perra a una clínica acabada de abrir en la Roma, y que todo había salido bien, que por qué no probábamos. Conozco muy pocas personas más exigentes que Mariana (¿Las conozco? Tal vez no), así que sin dudarlo pedimos cita.

Era noviembre me parece, hacía frio ya, llegamos con nuestra rata de casi 7 kilos (en ese momento), dentro de su sweater tejido. Una alegre fachada naranja ponía Pet Point a modo de marquesina. Nos recibió una chica muy gentil, con los ojos de gato más despampanantes que haya visto. Al entrar al consultorio estaba ahí la Doctora Carolina Hidalgo; muy seria, pero muy cálida, revisó a Boo hasta de lados que ignorábamos que tenía.

 

Durante la exploración la doctora explicaba extensamente todas sus observaciones, nosotras ni parpadeábamos. Terminando escuchamos por primera vez (de muchas), la famosa frase “tengo una presentación”. Hidalgo nos dio una cátedra con diapositivas sobre su ojo, su columna vertebral, la cadera, la mandíbula... ¿Diapositivas? ¡¡Diapositivas!! Y estábamos comprendiendo todo lo que decía... Un mundo nuevo para nosotras.

 

Nuestra ‘puguita’ tuvo su profilaxis y desde entonces un sin fin de tratamientos que ha ido necesitando. Se encariñó pronto con su doctora. Detrás de ella lógicamente fueron circulando las demás, y el resto de los miembros que aterrizaron a nuestra familia en estos años; incluidos los perros que pasan solo de tránsito por la casa, todos han subido la mesa de Frontera 175.

 

A lo largo de mi vida he tenido la fortuna de vivir con perros siempre, y puedo asegurar que jamás había visto que estuvieran con tanto gusto en una clínica, como si en el parque. Entran tal que si fuera una extensión de su casa o qué se yo. Arriba las colas, se emocionan de ver a todo el equipo y todas las veces han encontrado una solución a lo que les aqueja. Aprendimos que un perro puede visitar a su médico sin miedo, que las interconsultas con otros especialistas son muy útiles. Aprendimos a observar mejor a nuestros animales, a dar seguimiento contínuo y lo mejor... dejamos de memorizar toooodo su historial, porque ahora tiene cada uno un expediente digital con foto.

 

Boo hoy es una perrita geriátrica ágil, feliz y traviesa cada que puede. Sus ojos son un par de luceros gitanos tan refulgentes como los de sus 8 hermanos. Vacunas, indigestiones, heridas de pleito, patitas torcidas, enfermedades excéntricas, fístulas, indigestiones, alergias, golpes de calor y hasta un moquillo, hemos llevado de todo –eso sí, ninguna ingesta de chancla-.

 

Atestiguamos cada transformación en la clínica, cada movimiento de muebles, cada cambio de pintura. Hemos visto su equipo engrosar lo mismo que nuestra jauría. Nos ha tocado la fortuna de ver muchas vidas rescatadas y salvadas ahí, tanto como ser cobijadas por ellos, para despedirnos de peludos queridos que tienen que partir.

 

Estuvimos en Frontera en septiembre 2017, cuando no sabíamos qué hacer con nuestro terror y nuestra tristeza, también ahí nos ayudaron a canalizarlos para ser útiles.

 

Somos 11 en esta manada, cada uno lleno de honra y amor (el mismo que hemos recibido), nos consideramos parte de la familia Pet Point, porque sin lugar a dudas, ellos tienen un lugar importantísimo en la nuestra.

Familia pug
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